Alexander Vivero: el joven prodigio que dirige, compone y transforma la música
Desde los cuatro años frente al piano hasta su debut como director de orquesta a los diez, Alexander Vivero ha hecho de la música su vida.
Alexander Vivero comienza a tocar el piano a los cuatro años; su familia lo ha apoyado desde el inicio, inscribiéndolo en una academia de música en Guadalajara. A los cinco años da su primer concierto público, interpretando el Vals Minuto de Chopin.
Desde pequeño, se siente cómodo en el escenario y no le teme al error, ya que considera que la mayor parte del trabajo ocurre durante la práctica individual. Aunque reconoce que algunos pianistas prefieren jugar seguro, él cree que la música también implica asumir riesgos.
A los seis años empezó a componer, motivado por la curiosidad de entender cómo se crea la música que interpreta.
A los diez años se estrenó como director de orquesta. Considera que el piano y la dirección están estrechamente relacionados, ya que el piano abarca un rango muy amplio de notas y permite desarrollar una comprensión profunda de la música. Aunque se dedica a componer, tocar piano y dirigir, comenta que no puede prescindir de ninguna de estas tres facetas, ya que todas son esenciales para su expresión artística.
Considera que, entre sus composiciones más ambiciosas destaca *El circo*, escrita para orquesta de cámara.
Decidió adelantar la preparatoria a través del sistema abierto del Colegio de Bachilleres de Jalisco para enfocarse de lleno en la música. A los 16 años fue aceptado en la Universidad Panamericana, donde cursará la licenciatura en música.
Alexander resalta la importancia de que los músicos se formen también en historia, filosofía y sociedad, ya que el arte refleja el contexto humano. Recomienda escuchar música contemporánea para entender el siglo XXI. Entre los compositores que menciona están Gabriela Ortiz, por su relevancia en la música mexicana actual; Unsuk Chin, compositora coreana con un enfoque atmosférico e innovador; y Tōru Takemitsu, japonés del siglo XX, cuya música es más accesible y cinematográfica.