José María Serralde: del piano del cine mudo a la gestión cultural nacional

José María Serralde inició como pianista de cine mudo en los años 90, improvisando sin partitura y explorando nuevas formas de acompañar las imágenes en pantalla.

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Publicado por: Redacción adn40

José María Serralde, fue en sus inicios, pianista de cine mudo en los años 90. Comenta que el cine en general le gustaba y se encontró con el cine mudo a través de una revisión sistemática en el cineclub. La primera vez que interpretó sin partitura, utilizando su repertorio de concertista, descubrió que tuvo un desarrollo interesante y aprendió a improvisar. Comenta ha compuesto para cine contemporáneo y música orquestal para cine mudo, a veces dirigiendo sus propias partituras.

Sobre su trayectoria diversa como pianista, compositor y programador de computadoras, detalló que, siendo hijo de una pedagoga y un ingeniero en electrónica con abuelos melómanos, su padre lo preparó en computadoras desde niño en los años 80, pues se asumía que no se podía vivir de la música.

Respecto a su cargo como Coordinador Nacional de Música y Ópera del Instituto Nacional de Bellas Artes, expresó que no se imaginó llegar a ese punto. Siente una gran responsabilidad debido a la confianza de la Secretaría de Cultura y el INBA, y con su propio gremio, al que debe acompañar y fortalecer.

Para resolver el conflicto de ser músico y programador, prioriza la “escucha”. Estando en contacto directo con las comunidades y sus preocupaciones, ha entendido las prioridades, que incluyen comunidades musicales diversas, lideradas por mujeres indígenas o pueblos originarios, y diferentes formas de ejercer la música, reconociendo que el país es mucho más complejo que solo la música de concierto de las grandes ciudades.

Dice que, para evitar un sesgo centralista desde la Ciudad de México, propone que quien hace gestión cultural en México “no le puede faltar ni mundo ni barrio”, es decir, no debe carecer de una perspectiva global ni local. Él se sitúa como “chilango” pero usa su experiencia personal y las “fallas” pasadas como un mapa de acciones. Institucionalmente, buscan que esta “escucha” se extienda por todo el país, actualmente programando en 17 ciudades y con planes de expandirse a municipios, lo que requiere “estetoscopios instalados” para escuchar de manera granular.

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